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Se acercó a la ventana y miró a través de una de las rendijas horizontales de las persianas. Por la calle casi no circulaban coches, y al otro lado, las ventanas del edificio de enfrente, no se veía movimiento alguno. la ciudad vivía encerrada en sí misma. el mundo entero vivía cerrado en sí mismo. aunque, detrás de cada ventana, podría haber una tragedia, una lucha tal vez perdida de ante mano.
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